Señores Poetas


Señores poetas,
ustedes que escribieron
los más sublimes poemas
de amor y desamor,
deseo y desengaño;

ustedes que ahora
me observan
azorados desde
el estante de honor
en mi librero;

sepan de una vez
que todos sus amores
de papel y pluma,
no se comparan
con el arrebato emocional
de una mujer enamorada.

Poetas
siempre cautivos
por mujeres divinas,
mujeres como género.
 
Enamorados de
la sinuosa forma,
del sedoso cabello,
de la esbelta figura,
de la tormentosa diva,
de los ojos del ángel,
de la mujer platónica.

Tú Pablo, que gustaste
del pan, el queso y el vino,
y de tener siempre a tu lado
una mujer, dulce, como postre.

Y tú, Fernando, que
escribiste la más hermosa
carta de amor, al decir que
todas son ridículas.

Nadie, ninguno
de ustedes
(poetas queridos,
poetas que guardo
cariñosamente
uno junto al otro,
entre mis libros),
han amado como yo,
que amo a un hombre.

Amar a un hombre es amarlo
en singular, no en plural;
amar a un hombre es
no ir por otro de su género
y así, sencillamente reponerlo,
para que mientras haya hombre,
haya Poesía.

Querido Mario,
Querido Vicente,
y aún tú,
mi querido Borges.

Todos han amado
al por mayor,
a manos llenas:
Todos han vivido
amores a granel.

Pero amar a un hombre
es como llegar a casa;
es reconocer su aroma
en cada poro, en cada vena,
en cada cicatriz, en cada beso.

Amar a un hombre
es como amar a una madre.
No hay nadie quién lo sustituya.
No hay nadie, es él o la muerte;
porque vivir sin amar es morir.
tal vez por eso del amor al odio
hay un sólo paso; porque
el odio es mejor alternativa
que la muerte.

Así que Julio,
que dejaste sola
a la Maga aún despues
de haber escrito
el capítulo 7;

Jaime y Efraín,
que hicieron del amor
un delicioso juego
de placer y letras;

Todos ustedes,
los amores de mis libros,
los que con sus versos,
enamoran a tantas mujeres
como estrellas en el cielo;
Habrán amado mucho,
pero nunca entenderán
cómo ama una mujer.

Tal vez Federico entendería
aunque siendo el más bohemio,
seguro buscaría otros rostros
y otras bocas para seguir
enamorando a todas
con sus ojos de gitano.