miércoles, julio 20, 2011

El extraño caso de la casa engatada



Ya lo habíamos notado en otras ocasiones. Pequeñas sombras que parecían correr y perderse entre nuestros pies. Incluso lo habíamos discutido, pero ni Roberto ni yo podíamos servir como testigos objetivos pues ambos nos sentíamos culpables cada vez que el fenómeno sucedía. Siempre comenzaba con un viaje y por supuesto, la consecuente estancia de Gerundio y Mink en la guardería del veterinario. Justo al regresar a casa, en vísperas del viaje y ya sin los gatos, tanto Roberto como yo veíamos sombras de mininos con el rabillo del ojo correr por la casa. "Veo sombritas", le dije a Roberto con remordimiento la primera vez que dejamos a los gatos. "Sí." Admitió mi marido. "Yo también siento que veo a Gerundio pasar corriendo". Por supuesto que atribuímos el fenómeno a nuestra culpabilidad y al hecho de estar tan acostumbrados a tener a los michos en casa que ya los alucinábamos. O al ver cómo Gerundio, tan valiente, tan fiel, se abrazaba a nosotros y arremetía contra las chicas lindas de la guardería-vet, que lo querían cargar, con su más fiero fuuuuuu. Pero después de tres vísperas de viaje, tenemos nueva evidencia. Mis hijos se van mañana a pasar el resto de sus vacaciones con mis suegros en Ensenada y mi suegra vino a recogerlos. Roberto y yo hemos decidido pasar unos días fuera. Hoy dejamos a Gerundio y Mink en el veterinario. De regreso a casa, las sombras se hicieron presentes de inmediato. Mi suegra me dijo "acabo de ver un gato pasar". Asentí. Le conté que a nosotros nos pasa cada vez que los dejamos. El fenómeno está comprobado por una tercera persona. Me pregunto si cuando los gatos se van de casa, una de sus siete vidas se queda aquí. Me pregunto si la casa está engatada.

Sueño contigo

3:00AM. Me despiertas. Y el sol y las nubes y el viento cómplices de nuestra felicidad están aquí de nuevo. Y yo pensé que te habías marchado hace tiempo; ¿lo recuerdas?, cuando me quedé sola sentada en el pasto mientras me anunciabas que tenías que seguir tu vida. Pero no te has ido. Has quedado aquí dentro, latente, como dormido. Y ahora me despiertas a las tres de la mañana y yo atrapo el delicado hilillo de tu recuerdo entre mis dedos y tiro de él hasta extirparte todo y lanzarte al aire como un papalote. Y cierro los ojos. Y qué bueno que ya no hay sol, ni nubes, ni viento. Ni tú. Duermo.

viernes, enero 15, 2010


Retorno

 
Hay niñas traviesas bailando
en los ojos del tiempo.
Cien mil mariposas se lanzan

al aire en lluvia de pétalos.


Las Horas preparan la mezcla 
de luz al inicio del día;
shhhh... calla y aguarda,
ya llega el momento.

Ya llega la Musa,
la Flor de Palabras,
aquélla a quien le robaste
la pluma de Homero.


Le sigue el Destino,
le siguen los Astros

que dictan sentencia
a ladrones de cielos.
 

miércoles, enero 13, 2010



Ladrón de almas

Tú que has bajado
hasta el Hades,
que has tocado la piel
de las Diosas Oscuras,

sabes bien que no escapas,
sabes bien que mi estaca
ha dejado en tu alma
su veneno de astillas;

soy la mágica hespéride,
la que nace en abril
y tatúa el adiós
en la piel de tu altar
cada mes de febrero.

No hay descanso
en tu puerta,
no una luz
que te espere
al final del camino;

eres barco sin puerto

eres vida sin hombre
eres cuerpo que habita
el dolor convertido
en eterno destino.