lunes, julio 07, 2008

Estos dos poemas de Pagliaro le gustaron tanto a mi compañero, Roberto,
que los quise poner aquí. es raro el hombre que ama tanto a una mujer
que nunca se cansa de su cuerpo.



TU CUERPO

GIAN FRANCO PAGLIARO

Sólo yo sigo el movimiento
sensual de tu boca.
Tan sólo para mí
eres la más hermosa de todas.
Solamente yo en toda esta ciudad,
perdido entre la gente, busco tu rostro.
Todas las calles me llevan
sin darme cuenta hacia tus ojos,
todos mis deseos como un río
desembocan en tu cuerpo,
en tu cálido y mediterráneo cuerpo.
Tu cuerpo, que no es distinto a otros cuerpos
y sin embargo... es tan distinto,
tal vez... porque únicamente yo conozco
los secretos que guarda tu cuerpo...
Fértil como la buena tierra,
generoso, como un buen vino,
fresco como el aire de la sierra
abundante, como el verde en primavera,
tu cuerpo..., claro como la luz del día,
misterioso como la noche oscura,
oloroso como un manzano,
inquietante como el mar revuelto.
¡Cuántas veces he navegado por ese mar,
sin haber naufragado nunca!
Y no lo digo por jactancia.

Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
como el jardinero los nombres de las plantas,
como el alfarero la arcilla que moldea,
como su antiguo oficio el artesano
y los siete mares el viejo marinero.
Lo conozco por dentro y por fuera,
de norte a sur, me lo sé de memoria,
sendero por sendero, colina por colina,
bosque por bosque, monte por monte,
como una lección de geografía;
lo conozco como el poema que más me gusta,
me lo sé de memoria.
Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.












ES NATURAL
GIAN FRANCO PAGLIARO


Me he acostumbrado tanto a ti,
a tu voz, a tus miradas, a tus manos,
a tu piel, al olor de tu piel, a tu boca:
al sabor de tus besos, a tu cuerpo,
al calor de tu cuerpo,
que a veces pienso
que eres la única mujer
en todo el universo.
Y que no podría amar a otra
porque las otras, mi amor,
sencillamente, no existen.
Siempre me he preguntado
por qué te amo y te deseo tanto.
Nunca encontré la respuesta.
Si alguien me preguntara
por qué los árboles
florecen en primavera
tampoco sabría que responderle;
quizá, le diría, es natural,
es natural que los árboles
florezcan en primavera
y que en el otoño pierdan sus hojas;
es natural que el sol caliente más
en verano y que haga frío,
demasiado frío, en el invierno;
es natural que los peces
habiten en el mar y en los ríos,
y que el pájaro vuele,
que el viento silbe cuando sopla
y la lluvia fertilice los campos;
es natural que cada macho
tenga su hembra
y cada vida su muerte,
que la luna gire alrededor
de la tierra, la tierra alrededor del sol
y yo alrededor de ti.
Es natural mi amor,
como el color de tu cabello,
como la redondez de tus senos,
como el aire que respiramos,
y es natural que yo esté
enamorado de ti.
De quién más podría
estar enamorado,
es natural mi amor.


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