domingo, agosto 02, 2009
Teorema
Todo el horizonte se despliega en llamas
y yo me inclino ante el rito del ocaso;
tus labios no se mueven,
son tus pensamientos los que agitan
el lenguaje viviente de mi cuerpo.
Me circundas como una enredadera,
me atrapan los retoños de tus manos,
todo tú convertido en vegetal,
en poderoso y verde abrazo
de audaz y ardiente clorofila.
Tus ojos, brasas de una luz serena
me hacen estallar en floración.
En ti soy una colina seductora
de blancas y sinuosas margaritas,
que de pronto ante tu espíritu aparecen.
Margaritas que al tocarlas vuelan
raudas, en airoso enjambre de libélulas,
mientras la luz se parte en sus membranas
cayendo líquida en una lluvia de arcoiris,
que pinta nuestro mundo en tecnicolor.
El teorema conjugado entre los dos,
gesto viviente, aroma a heliótropo y lavanda,
es sonoro y hondo como un mantra,
donde comulgamos con tu antes
y mi ahora, dejando por fin a los insectos,
la tarea eterna de tejer los tiempos.
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desde el título planteas un poema que se desarrolla en silogismos de colores y que son los insectos quienes resuelven la ecuación del tiempo.
ResponderBorrarExcelente
saludos regina, me da gusto que hayas activado los comentarios para saludarte por lo menos.
ResponderBorrarhttp://untextoalasemana.wordpress.com