viernes, agosto 28, 2009
Prisionera: hay días
Hay días
en que no alcanzas
a beber el dolor
en la taza de café
de tu mañana.
Hay días
en que tus mentiras
no alcanzan a convencerte
por más que repitas
"así es mejor…así es mejor."
Hay días
en que las rejas invisibles
son tan férreas, que prefieres
quedarte en tu cama
para no herirte el alma
al tropezarte con ellas.
Hay días
en que casi estás dispuesta
a alcanzar la libertad a tu manera,
a ejercer ese derecho a escapar
de tu vida y de tu cuerpo.
Después de todo,
dos intentos en dos años
son ya una sólida intención;
quizá la tercera es la vecida,
y tu cordudra sea únicamente
un insecto colgando de un hilillo.
Pero entonces, los miras y te rindes.
Te derrumbas.
Se te atora un sollozo como hielo.
Y comienza a caer ese granizo.
Lloras.
Y sabes que no hay nada.
Nada.
Que te haga salir viva
de esta cárcel voluntaria,
si tu carcelero no abre primero
las rejas para ellos.
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